sábado, 9 de abril de 2011

Hurricane "Sexo, Fantasía y Sadomasoquismo"

Aunque este no es un cuento erótico, en esta oportunidad les dejo un vídeo (30 Seconds to Mars) que no es simplemente genial si no que traspasa los limites de la fantasía y la imaginación con un Jared Leto excesivamente sexy que con un juego de sadomasoquismo es capaz de hacer excitar a cualquier espectador.

Disfrútenlo

viernes, 1 de abril de 2011

La iniciación


Los nervios atenazaban a Dana, mientras se miraba en el espejo de su habitación. Sus pechos generosos se marcaban claramente bajo el ligero vestido que llevaba, su piel morena resaltaba con el blanco de la ropa, incluso la oscuridad de su sexo se podía intuir de forma evidente.

Su amo le había ordenado que se presentase ante él únicamente con este vestido, blanco y casi transparente. Dana sudaba asustada, mientras esperaba la hora de salir, todo había empezado hace unas semanas, con una conversación informal, poco a poco habían ido jugando más y más con las palabras, a él le gustaba dominar, ella deseaba ser dominada, lo demás vino rodado, y hoy es el día.

A la hora convenida, Dana se dirigió a la casa de Matias, su amo, caminaba con la cabeza baja, roja de vergüenza por ir mostrando de una manera tan evidente su cuerpo, acelero el paso, y al poco llego a su destino. Llamo y una vez dentro, él le ordeno que se desnudase por completo.

El vestido cayó al suelo, y su cuerpo se ofreció de manera total y absoluta, sin límites, sin condiciones. Matias la fue tocando: su culo, su sexo, sonrió cuando noto la humedad que llenaba de deseo a la mujer, luego fue subiendo hasta sus pechos, apretándolos, estirándolos, jugando con ellos, mientras con los pulgares le excitaba los pezones totalmente duros, siguió subiendo hasta poner su dedo en la boca de Dana, que contenta y feliz chupo los restos que aun quedaban de su propio vagina. Y cuando lo considero oportuno, la tomo por uno de los pezones y la llevo a una de las habitaciones.

Dana se asusto, cadenas, látigos y todo tipo de aparatos llenaban la sala. Él sonrió, le acarició las mejillas y le dijo que esta era su última oportunidad de irse, ella también sonrió, y le beso apasionadamente. A partir de este momento ya no era Dana, eso era un nombre de persona, y ella solo era un cuerpo, un objeto, una piel suave. Le encadeno las muñecas y los tobillos a unas argollas, atándola en forma de X, quedando inmovilizada en el centro de la habitación, le puso una bola en la boca y cogiendo uno de los látigos, comenzó a marcarle el culo y la espalda

Era la primera vez que ella era azotada, el dolor era intenso, se movía, gemía, quería gritar pero no podía, y Matias lentamente iba marcándole toda la piel. Cuando lo considero oportuno paro los golpes, le puso la mano en el coño, que encontró totalmente empapado, sonriendo le dijo que ahora si que estaba seguro de su masoquismo, y empezaría con su doma.

Le ordeno que nunca se masturbase o hiciese el amor sin su permiso, la quería siempre excitada, siempre caliente cuando le apeteciese su cuerpo, ella había de obedecer en todo, a él, y a quien el quisiera. Dana sudada y temblorosa lo acepto todo, es que el dolor, la humillación y su sumisión, le habian provocado el orgasmo mas intenso de toda su vida.

Él se puso frente a ella, y ahora con mas fuerza fue azotando sus pechos, sus pezones, su vientre, su sexo, con maestría hacia llegar a cada rincón el dolor justo, intenso y fugaz, mientras ella lloraba y sufría en silencio. Finalmente termino el castigo, Matias apago la luz y se marcho, mientras ella sola, a oscuras y con el cuerpo enrojecido por los golpes, se durmió colgada de sus cadenas.

El sábado, un azote en culo la despertó, era él, que la venia a buscar, la desato y Dana cayo al suelo como un papel. Matias le ordeno ponerse de rodillas, le coloco un collar de perro, y tirando de la cadena la llevo al comedor, ella vio el vestido blanco que trajo ayer, en tan poco tiempo, vivencias, dolor, placer, felicidad. Un nuevo tirón de la correa le hizo seguir su camino, hasta llegar al garaje.

Él abrió el maletero del vehículo, y ella entro, allí le saco la bola de la boca, y la beso apasionadamente, ella quiso abrazarlo, pero él le dijo que no, que se girase; como pudo se dio la vuelta y le ato las manos a la espalda, nuevamente la hizo girar, y antes de cerrar el maletero, le puso cera caliente sobre los pechos y el vientre, Dana quiso chillar, pero una bofetada la hizo callar, noto como se cerraba el portón, y nuevamente el dolor y la oscuridad fueron sus compañeros.

El automóvil circuló bastante rato, cada giro, cada frenada, cada kilómetro eran nuevos pinchazos en un cuerpo que sufría y gozaba en una mezcla agridulce y extraña. Finalmente el auto se detuvo, ella esperaba que le abriesen, pero el tiempo pasaba, el sol calentaba el maletero, y ella sudada, sucia, asustada y muy nerviosa esperaba en silencio. Por fin Matias abrió la puerta, la ayudo a salir, sin desatarla. Una vez fuera, él la miro, su cuerpo desnudo y marcado, con retazos de cera aun pegado, los ojos llorosos, el sudor brillando con la luz del día, la boca abierta. Estaba excitada, quería sentirlo dentro de su cuerpo, y èl tan solo la miraba, toqueteaba un poco su piel y comprobaba que las piel estuviese bien enrojecida.

Finalmente la hizo entrar en una casa desconocida, la llevo al comedor, amplio y espacioso, le mando ponerse sobre la mesa, una vez tumbada sobre la mesa, le fue quitando los pedazos de cera que aun estaban en su cuerpo, le puso una venda en los ojos, la ato fuertemente a las 4 patas, y le dijo que hoy tendría una sorpresa. Dana asustada no entendía nada, cual seria la sorpresa?.

Al rato oyó pasos, alguien empezó a magrearle los pechos y el coño. Ella quería gozar y disfrutar plenamente aquellos instantes de placer que le ofrecían. Y de golpe una gota ardiente cayó sobre su pezón, era nuevamente la cera caliente de una vela, y tras muchas mas gotas, alguien le coloco una vela en cada pecho, repitiendo la dolorosa experiencia en el pubis, justo encima de los pelos de su vagina.

Una vez clavadas las velas, le movió el cuerpo, para comprobar que realmente estaban bien adheridas, y ella nuevamente quedo en silencio y soledad. Al rato oyó hablar, y un sudor frió le recorrió el cuerpo, pues uno de los que hablaban era Matias, pero había alguien mas, una voz de mujer, alguien que conocido o desconocido, también sabia su secreto.

Ya en la mesa, Eva que así se llama la chica, comento divertida con Matias, la idea de las velas, y aprovecho para toquetear a Dana, que con los movimientos nuevamente noto como la cera caliente le caía por el cuerpo. Eva pregunto que de donde había sacado aquello, y él le explico toda la historia, sin omitir ningún detalle. Dana en su oscuridad se sentía vencida, humillada y avergonzada, y más aun cuando Matias, animo a su compañera a aplicar nuevas torturas en el cuerpo de la esclava. Durante la cena, las velas cada vez se acercan mas al cuerpo de Dana, y sus pechos y sexo, sufrían más y más. Al llegar a los postres, Eva estiró la vela de la vagina, arrancándole algunos pelos, la gira, y deja que toda la cera caiga sobre su aquella zona, Dana se mueve, grita y gime, quiere desatarse pero las correas están fuertes, y lo único que consigue con el movimiento es que las velas de los pechos le quemen más y más.

Eva tras dejar caer la cera, coge la vela encendida y la va introduciendo lentamente en el coño totalmente empapado de Dana, al notarlo, la saca, la gira y se la mete por la zona del fuego, ella chilla de dolor, pero su propio coño encharcado se encarga de apagarla, luego Matias se va con Eva, y Dana se queda sola, con las dos velas casi agotadas, acercando el fuego cada vez mas a su piel, mientras entre sus piernas sigue la otra vela.

El dolor es intenso, tan solo puede dejar que la llama se apague sobre su cuerpo, el fuego también es nuevo para ella, primero fue el látigo y ahora el fuego, que mas habrá de conocer en su primer fin de semana como esclava.

Finalmente se duerme, le despierta el sonido de los pájaros, ya debe ser de día, pero ella sigue igual, atada, con la cera reseca sobre sus pechos, y con el trozo de vela encastada en su coño. Alguien le quita la venda de los ojos, es Matias, que también le libera la boca, y la besa, mientras le pregunta que tal se encuentra, Dana estira como puede la cabeza, y sacando la lengua intenta besarle, el se acerca, y le acaricia las mejillas, mientras con la uña le empieza a arrancar trozos de cera de su cuerpo, también le quita de golpe la vela de la vagina; ella, relajada, feliz y sumisa se deja hacer.

Oye pasos, y girando un poco la cabeza, ve a una chica joven, también morena, que charla con Matias es Eva, la vergüenza y la humillación vuelven a excitarla, tirada en el suelo, sucia, mostrando su piel desnuda y castigada, ante una desconocida que la mira divertida, sabe que les pertenece, que pueden hacer con ella lo que les apetezca, y eso la excita, la excita mucho.

Dentro, Matias empieza a tocarla, mientras Eva le aprieta los pechos y la besa en la boca, Dana se va calentando más y más, se siente mujer, y tan solo las marcas de su cuerpo le recuerdan su condición de esclava. Cuando la tiene excitada a tope, Él le susurra al oído, que en premio a su buen comportamiento, va a ser penetrada pronto, Dana feliz espera poder calmar finalmente su ardor.

Eva levanta a Dana por los pechos y felicita a Matias por lo bien adiestrada que la tiene, luego lo besa y se va. Ya solos, nuevamente a 4 patas, él lleva a Dana hasta el coche, que vuelve a entrar al maletero, esta vez no la ata, solo cierra el capo, pronto el movimiento hace notar a la esclava, que el coche esta en marcha, ella se toca, y se masturba una y otra vez, su cuerpo ha sido fustigado, pinchado, ha recibido cera ardiente, ha sido humillada y vejada, pero nunca había sido tan feliz, por fin ha encontrado su destino.

Al llegar a la casa, Matias abre el maletero y ve a la muchacha masturbándose, le ayuda a salir y la lleva hasta el bañera, coge una esponja y la va lavando, limpiando con delicadeza, todos y cada uno de los rincones de la esclava, que encadena el placer una y otra vez. Al terminar la seca y la mira, vuelve a ser la chica de piel morena, hermosa y deseable, que nunca ha dejado de ser, ella se acuesta en la alfombra, sonríe, y abre su cuerpo, ofreciéndole a Matias, que no duda en hacer el amor apasionadamente con ella.

Al terminar, él le devuelve el vestido blanco se lo pone, y tras un largo beso, sale de la casa, esperando, deseando, que pronto una nueva llamada de su amo, le haga volver a sentir sobre su piel, el placer de la sumisión.

lunes, 21 de febrero de 2011

Entrevista con el Diablo



Ese día era viernes, especial en todo sentido, desde que abrí los ojos en mi corazón se abrió a la esperanza de vivir un sueño. Tenía cita con un chico que había conocido por internet, me agrado su charla, un perfil normal de un hombre maduro, experimentado y estable, fue lo que me atrajo, nada especial en sí, quedamos en una cafetería para desayunar, eran las diez de la mañana, iba bien vestida pero no esmeradamente pues me obligue a ir de forma discreta para que no pasara nada ese día, así tenía yo una buena excusa para no desnudarme.

Sonreía solo pensarlo, ese día llevaba medias marrones, falda gris a media rodilla, blusa gris, chaleco rojo y abrigo gris, botas bajas. Mi aspecto físico son ojos redondos color verdes, pelo castaño rizado a media melena, mido 170 cm, mi peso es de 75 kilos con unas curvas atractivas para los hombres, pechos grandes, erguidos de copa cien, culo de tamaño regular.

Verle me atrajo su mirada fija y segura, nos saludamos con un hola y un beso en la mejilla, nos sentamos en el bar donde nos habíamos citado, pedimos tostadas con café y empezamos a conversar, me sentí inspeccionada por su mirada y encantada con su sonrisa burlona, me sentía torpe en mi proceder, me ponía muy nerviosa, él lo sabía y lo disfrutaba. Después de desayunar, me invito a ir a su oficina para seguir conversando, porque tenía que atender unos asuntos, salimos del bar y yo me sentía intimidada. El es alto, de físico atlético, pelo negro, ojos marrones, mirada profunda, labios sensuales y sonrisa burlesca, voz masculina, firme, poderosa denotando mucha seguridad. Me senté a su lado en el vehículo y en todo momento fue un caballero, al llegar al edificio reanudamos la conversación, me sentía expuesta, a solas con un hombre desconocido para mí, pero interesante. Entramos en su edificio que estaba bastante tranquilo y silencioso, sin embargo su comportamiento era perfecto y no me insinuó nada indebido. Tuve dudas y me entro miedo, con ganas de salir corriendo, no de lo que él me pudiera hacer si no de la respuesta que yo pudiera darle.

Estuvimos un buen rato conversando sobre nosotros y nuestras vivencias, el jugaba con mi mente y con mis reacciones, se daba cuenta del efecto que tenía en mí, nerviosa como estaba no sé en qué momento empecé a desearle y me trataba de controlar para que no adivinara mis pensamientos, creo que no lo hice muy bien porque me descubrió en una de sus miradas instigadora. Eran las dos y salimos a comer, la impresión que tuve es que el propósito de la comida no era para alimentarnos si no más bien para que el me siguiera analizando, descubrir en mí mis partes débiles, ver mi verdadera yo. Pedimos el menú de la casa y me di cuenta que lo hacía para tener tiempo y descubrir en mi a la mujer que tenía delante. Para beber pedí Coca-Cola y el me dijo porque no pedía otra cosa, le comente que el alcohol me desinhibía y me hace vulnerable, el sonrió y le dijo al camarero que trajera dos cervezas. ¡Que cabrón!, me gustó su poder de persuasión y aunque no la tome toda estaba algo emocionada.

Después de comer y hablar un buen rato me dijo que no me preocupara porque me iba a tratar con respeto y no haría nada que yo no quisiese, me agarro la mano fuerte para darme seguridad y apoyar sus palabras. Regresamos a su oficina, no sé por qué no le pedí que me dejara en mi casa, ese hombre ya me tenía idiotizada, hipnotizada, llámalo como quieras, quería pasar la tarde con él, hablando, escuchándole, observándole. Al cabo de un rato me dice que escribe relatos eróticos y me pregunta si los quiero leer, son experiencias vividas a lo largo de su vida, sorprendida y temerosa por mis reacciones me sentó en su sillón para que pudiera leerlas a gusto. En los que mis ojos recorren las líneas llenas de morbo, sensualidad y deseos me siento más nerviosa e impactada por esas palabras llenas de sexo por todos lados. Me empieza a latir el corazón y la mente en shock sin poder apartar la mirada de la pantalla del ordenador.

Observo como él me mira, sonrisa al aire, mirada profunda, sabe que me tiene a su merced, nota mi excitación y se acerca a mí impidiéndome moverme, me mira a los ojos y me pregunta que me parece el relato, asustada y encantada le expreso lo mas tranquilamente que puedo sin demostrar nerviosismo que está muy interesante y bien escrito, ingenua de mi le pregunto si esos hechos pasaron en realidad, a lo que el divertido se acerca mucho mas a mi cara y sin apartar la mirada de mis ojos, tan cerca que puedo sentir y oler su piel de macho, me pregunta que haría yo si me besara en esos momentos, que cabrón pensé, está jugando conmigo y con mi mente de tal manera que se me nublo y no pude reaccionar cuando rozo sus labios con los míos, empecé a temblar, sentí mis pezones erguirse y mi cuerpo reclamar caricias. El divertido se separa de mí para contemplar su hazaña, permitiéndome regresar a la lectura, ¡como carajo me voy a concentrar después de ponerme así!, me llene de calma, recobre tranquilidad, no sé de dónde y termine la lectura. Él, curioso me pregunto ¿Exactamente que había sentido?

¡Que pregunta era esa!, como si no se hubiera dado cuenta lo que había sentido, le conteste que nada, sin mayor importancia, quiso probarme de nuevo y sin esperarlo me tapó los ojos con la mano derecha, me asuste de lo imprevisto de la situación, todos mis sentidos se pusieron en alerta, mi piel se erizó, no sabía que esperar o que iba a pasar, que sucediera rápido pensé, esta incertidumbre me comía por dentro, toco mis labios con sus dedos, mi cuello, mi cuerpo me delato, mis sensaciones me traicionaron, capturo mi boca reclamándola como suya y la poseyó con su lengua, ese fue el final de mi resistencia, la quise dentro de mí. Me consiguió, me ganó, el poderío de su persona, me entregue a sus caricias. Paso sus manos por mi cuerpo hasta que llego a mi falda, la fue levantando despacio y sin darme cuenta metió sus manos en mis pantis y se fue directamente a mi fruta prohibida la cual que estaba muy húmeda de la excitación. Mi primera reacción fue sepárame de él, apartándole de mi lado, con mi respiración muy agitada y tratando de convencerme que eso no podía suceder. Me voy al baño para intentar calmar mis ánimos y recobrar la compostura, mientras limpiaba mis fluidos me di cuenta que debo controlarme, me llene de fuerzas y pensé en la excusa perfecta para no caer en sus garras; salgo envalentonada para enfrentarme a su mirada y decirle que no podía tener sexo.

El muy serio, suelta una carcajada ruidosa y dice que eso no le importa en absoluto, me agarró del pelo y me tiro encima de la mesa, levanto mi falda y de un tirón me quito mis braguitas, en aquel momento pense, "Ohhh Dios, hoy me voy al infierno" lo que sucedió a continuación no te lo puedo contar, fue todo tan desenfrenado, lujurioso y pasional que estoy condenada de por vida por haber caído en las garras del diablo.

domingo, 10 de octubre de 2010

El Cumpleaños de Susana




Verano de 2000, Mi cumpleaños número 24, que clase de aniversario.

Me llamo Susana, estoy casada con Jorge, dos años mayor que yo, un hombre increíble, detallista comprensivo fiel a sus ideas y circunstancias, siempre me confiesa todo, lo comparte todo conmigo. Yo soy una persona abierta y predispuesta según mis márgenes respecto al mundo que me rodea.

Jorge y yo hemos hablado respecto al sexo, de todas nuestras inquietudes y fantasías, nos conocemos con una simple mirada, sabemos lo que esta pensando cada uno casi al 100 por 100, pero algo fallo ese día.

Era el 28 de Julio un día veraniego por excelencia, además de mi cumpleaños, cuando me levante me lleve una triste sorpresa, ya que mi marido se había marchado sin felicitarme, raro en él, por eso me causo mas tristeza, pensé que se había olvidado. Me dispuse a prepararme para marchar a mi trabajo, entraba a las 10 am en una tienda de una gran superficie, mi horario era de 10 a 22 con lo que ya no tenía tiempo material para ver a mi marido hasta la noche, por que el trabajaba fuera de nuestra ciudad a nos 50 Km; por todo esto mis sensaciones eran de un día triste, ya poco significativo. Cuando estaba saliendo de casa al llegar al portal de la calle veo un muchacho que estaba llamando al timbre de casa,

-¿Deseas algo, soy la dueña de esa vivienda? Le comente.

-Soy un mensajero, me dedico a llevar mensajes y paquetes de varias empresas por toda la ciudad, y esta mañana me han dado este, de forma extraña ya que la persona que me lo ha dado no era de esa tienda, era un cliente y al ver que yo era el mensajero me ha comentado si yo podía hacerle este servicio y yo le he respondido que por la plata baila el mono. ¿Sabes? ¡El me ha dado mucho por hacerle este favor, debe ser muy importante"

-¡Lo es, quizás el mas importante de todos los que hayas a repartir hoy! Le comente después de ver la nota que había adosada a el, y ver que era de mi querido Jorge.

-¡Me alegro al ver que así ha sido y que ese generoso dinero ha valido la pena!, hasta la vista un saludo señorita! Y se marcho.

Después de marcharse, regrese a casa a depositar ese paquete, ya que tenía un poquito de tiempo, la curiosidad me hizo abrirlo, gracias a esa idea, no hubiera sido lo mismo si lo hubiera abierto por la noche. Al abrir el paquete me encontré una bonita caja musical con un sobrecito que contenía una carta para mí.

“Cariño como ves no me he olvidado de ti, ¡MUCHAS FELICIDADES EN ESTE DIA! Antes de abrir la caja termina de leer esta carta. En este día tan especial he querido complacerte de una forma inusual, voy a intentar hacer realidad una de tus fantasías y al mismo tiempo acompañarla con una de las mías. La de hacer el amor con los ojos cubiertos y sin hablar una sola palabra, para incentivar el morbo de no saber con quien lo haces, esa es la tuya y la MIA, la de hacer el amor en un sitio publico,¿te apetece?, pues si es así abre la caja y sigue leyendo.

Esto es una cita a ciegas donde iras vestida con la ropa que aquí hay, como veras hay solo dos prendas las cuales llevaras puestas. Nuestra cita será el parque de la Paz, nos veremos en el banco que hay bajo aquel árbol grande ese será el lugar y la hora hacia las 11 de la noche, un beso.

La verdad, me dejo atónita y al mismo tiempo elevo mi líbido, en ese momento no supe que es lo que haría, lo deje todo y me marche corriendo, la hora de mi trabajo se me echaba encima. Durante todo el día no hacia mas que pensar en esa situación era algo embarazosa la propuesta, por que una cosa es la fantasía y otra la realidad, no sabia que hacer.

Así pase todo el día entre una cosa y la otra, por que tan solo en pensarlo me excitaba también, estaba mojadísima y avergonzada a la vez. Cuando eran las 9:00pm aproximadamente, entro a la tienda un chico, yo al verlo jugaba con mi imaginación y eso me llevo a decidirme y mas aun cuando el chico después de estar revisando estanterías y se acerco a mi, no se, si me había notado algo, pero comenzó a echarme los perros, me hablaba muy bajito de lo que seria capaz de hacer conmigo, yo me ruborice, pero me puse tan caliente que ya no lo pensé mas, ¡LO VOY HACER!. Y, como continué este así, me voy a desesperar, me dí la vuelta para intentar agradecer tan agradable estimulo, pero no estaba se había marchado.

Cuando Salí del trabajo, fui corriendo a darme un apetecible baño bien aromatizado y a recrearme mientras tanto con mi fantasía. Cuando acabe mi baño después de un largo rato vi que eran las 10:50 pm me puse nerviosa al ver que se me hacia tarde y no quería defraudar a Jorge, no tenia que ponerme mucho así que abrí la caja de música y al mismo tiempo que sonaba la melodía de PARA ADELINA” me coloque aquel vestido corto a medios muslos y muy descotado en color negro, y una ligera rajita dejando casi medio muslo izquierdo al descubierto y el escote casi hacia que mis senos salieran , muy atrevido pensé, pero en fin, cuando termine de arreglarme, hasta a mi me cautivo estaba apetecible, así que me lance al encuentro.

Aquel parque estaba muy cambiado ya no había tanto tránsito, estaba medio desierto alguna que otra parejita pero poco mas, cuando llegue al lugar de la cita me causo una sensación muy extraña, ganas de salir corriendo y excitación, así que muy despacio y analizando la situación me acerque, aquel grandioso árbol lo cubría todo, era de estos árboles llorones de florecitas amarillas, sus ramas casi llegaban al suelo dejando todo su interior como si fuese una choza, en eso pensé que Jorge ya había estado allí, era un lugar idóneo ya que nos daba un poco de intimidad.

Así que me coloque como me había pedido con un pañuelo de seda cubriéndome los ojos y me senté en aquel banco, me excitaba la espera pues daba rienda suelta a mi imaginación, a todo esto oigo el crujir de una rama en el suelo, ¡ya esta, comienza la sesión! Pensé, así que me quede quieta e intente relajarme.

De pronto noto como un soplido de respiración muy levemente me acariciaba el cuello y la nuca, ahora una suave caricia en el pelo, yo me estaba volviendo loca no veía no sabia nada, aunque sabia que era Jorge, mi imaginación buscaba rostros cotidianos e incluso el de ese visitante que había tenido en la tienda.

Ahora siento como suavemente me acaricia las manos, mientras mis muñecas son atadas con un pañuelo, creo o algo parecido, mis manos son desplazadas a ambos lados y me las sujeta al banco, ahora no puedo moverlas, me encuentro a su disposición sin poder agarrar nada; se me cae un tirante de mi vestido, y siento el aliento en mi cuello, me besa el cuello y me lame muy levemente con mucha suavidad, mi piel se pone de gallina, los pezones se empinan y endurecen, noto como un dedo se pasea desde mi garganta hacia abajo recorriendo todos los rincones que mi escote están proporcionando.

El otro tirante se deja caer, liberando uno de mis erizados senos, sus manos recorren desde el lateral de mi pecho poco a poco y lentamente todo mi costado hasta llegar casi hasta mi cadera, mientras el roce de su respiración recorre todo mi cuello y aparece la suavidad de una lengua investigadora, recorriendo el cuello llegando hasta la nuca, a la vez la otra mano libera el otro seno oculto, sintiendo los deseos irreprimibles de su liberación. Siento mi sexo lubricarse; al no poder agarrar nada ni moverme mi deseo incrementa mas y mas, siento deseos de gritarle ¡penetrame! Pero, nuestra promesa había sido que no podíamos hablar para incentivar el morbo de no saber quien era la otra persona, para no relacionar nuestras voces, así que me reprimí, solo me retorcía de placer.

Las caricias desaparecen, una pausa, ahora sus manos se posan en mis rodillas, mi alta tensión hacen que sin querer se abran, ofreciendo todo mi ser, las manos suben lenta y suavemente hacia arriba llegando hasta mis ingles, sin darme cuenta me elevo un poquito para que mi vestido suba al ser llevado a la vez que subían las manos, dejándolo todo recogido en mi cintura; al no llevar ropa interior mi sexo se encontraba a su disposición, liberado y deseando ser tocado, acariciado, pero lo que noto es el suave airecillo que da el aliento al acercarse, las manos se posan en mis ingles y con los dedos pulgares, noto como abren ambos labios y sintiendo el roce de la lengua dibujando mi clítoris con movimientos circulares, a intervalos bajando y lamiendo ambos lados de mi vagina, ya el deseo de mi querido se le iba notando la suavidad estaba quedando de lado para pasar en intervalos a la brusquedad, mis labios vaginales casi estaban siendo devorados, lamidos con mucha pasión y fuerza, y la lengua intentando entrar dentro de mi, una y otra vez, yo estaba extasiada no podía mas, después de un largo rato, todo se calma dando lugar a una pequeña pausa, yo hurtaba en mi mente buscando un rostro que pudiera hacerme todo esto, llegando siempre al final al de mi querido Jorge, él sabia todo lo que me gustaba además él también estaba realizando su fantasía, así que no es nada de extrañar esta sensación que tengo, mi morbo me esta traicionando, pero solo el imaginar que pudiera ser otra persona me ponía mas y mas caliente, me hubiera dejado penetrar por cualquier persona que pasara por allí, incluso por un sucio vagabundo, estaba rota de placer.

Mis labios vuelven a ser acariciados, mi rostro, mis orejas, mi cuello, todo el recorrido es suavemente tratado llegando de nuevo a mis labios yo los tenia entreabiertos, el placer que estaba recibiendo era descomunal, de repente sentí un miembro muy duro, que parecía querer romperse, me lance a comerlo como una condenada, a la vez que él daba embistes que llegaban hasta lo mas profundo de mi garganta, casi me ahogaba, pero me daba mucho placer; de pronto noto mis manos liberadas, y me lance con ellas a agarrar aquel dulce que me estaba destrozando el paladar, la garganta, la saco de mi boca y comienzo a acariciarla con la punta de mi lengua, de nuevo me la meto en mi boca y comienzo a succionarla llegando casi hasta el final, de pronto la noto salir bruscamente de mi, y agarrándome de la cintura me invita a levantarme y tomándome de un hombro y a la vez de la cadera me da la vuelta poniendo mis rodillas al borde del asiento invitándome a arrodillarme en el y poniendo mis manos en el respaldo, siento como roza mi sexo, movimientos hacia arriba y hacia abajo restregándola por todo mi se, ¡vamos, métela, métela hasta el fondo!, era mi pensamiento y pareció que había sido leído porque en ese momento la note entrar hasta el fondo primero lentamente, con movimientos más aligerados hasta llegar a un movimiento continuo, y con sus manos sujetando y apretando mis tetas, mis caderas, que noche estaba pasando, esto que estaba viviendo era la mas fogosa de mis fantasías; de pronto noto como soy acariciada de nuevo en mis labios, boca. ¡ si las manos de Jorge las tengo en las caderas y su miembro dentro de mi, ¿Quién acaricia mi boca?!

Cuando estaba a punto de soltarme al no esperar esta circunstancia, ya que sentía la presencia de otra persona, urgí en mi mente y recordé que en cierta ocasión Jorge me ofreció ser compartida, y yo le dije que si, si él quería, ya que estábamos como locos en medio de un magnifico polvo, el me arranco el si; pues ahora mi mente recorría quien podía ser el invitado, ya que yo lo estaba aceptando y además con gusto, por que hay que ver el placer que aquello me estaba reportando.

Después de un rato siendo follada por ambos lados, cambio de posición, Jorge se sienta en el banco y me invita a sentarme encima de el, dándole la espalda, yo me acomode bien encima de él y comencé a balancearme y subiendo y bajando mientras él acariciaba mis senos con suavidad y firmeza, bajando y subiendo sus manos por mis caderas, costados desde arriba hasta abajo y al contrario, cuando otra vez siento la otra polla extraña entrando en mi boca, ¡debo de estar loca, ya la estaba extrañando! Volví a pensar a la vez que volvió el juego de los vaivenes, mi mente seguía buscando al segundo inquilino de mi gustoso cuerpo; Javier, ¿será el? No es lindo, pero esta chevere, así que acomode mi pensamiento en el cuerpo de Javier, solo en el cuerpo, su rostro no me atraía, así que busque con mis manos su culo, y comencé a ayudarle a introducir su miembro en mi boca, de vez en cuando subía mis manos buscando sus pectorales, ya que Javier estaba cuadrado y bien fornido.

Cuando ya me cansé de esta posición fui yo la que tome la decisión de cambiar, ya me había acomodado a la situación de que estaba siendo follada por Jorge y Javier; así que tome a Javier y le ofrecí acostarse en el suelo yo encima de el poniendo a Jorge frente a mi para proporcionarle otra suculenta dosis de sexo oral, así estuvimos otro ratito dando saltos y balanceos sobre Javier mientras se la comía a Jorge, mi éxtasis me estaba volviendo loca de placer, así que pedí a Jorge que me follara por detrás mientras seguía sobre Javier, esa vez si se lo pedí hablando no podía soportarlo mas, casi se lo grite, estaba extasiada con tanto placer, así que Jorge se acomodo tras de mi y se fue introduciendo poco a poco hasta llegar a el fondo dando movimientos rítmicos cada vez mas rápidos y continuos, estaba siendo penetrada por partida doble, era la primera vez que hacia esto, jamás se lo había imaginado, solo en alguna ocasión había fantaseado con la idea, pero nunca en que esto se pudiera realizar, era mi regalo de cumpleaños y lo iba a disfrutar hasta las ultima consecuencia, no tenia remordimiento alguno, solo me deje llevar.

Estando así el éxtasis y la pasión me llevaron al limbo, ahí descubrí eso del limbo, alcance un orgasmo increíblemente grande y creo que a chorros por que estaba muy mojada, seguidamente los puse a los dos de pie frente a mi y me arrodille para una practica de felacion que jamás se habían imaginado, así que me puse con ambas manos en ambos miembros, una y otra y a veces las dos juntas me las iba introduciendo en la boca, después de 5 largos minutos, derramaron su amor sobre mi cara y cuello, busque a tientas el banco y me senté, quería relajarme, quitándome lentamente el pañuelo que tapaba mis ojos, quería ver la carita que se le había quedado especialmente a Jorge, pero también a Javier, quería verlos, pero al quitarme el pañuelo no estaban se habían marchado, asombrada por esto me vestí, bueno me coloque el vestido ya que solo llevaba eso, y me acerque a una pequeña fuente que había un poquito mas adelante, me lave la cara, subí la mirada y vi a una pareja haciendo el amor a lo lejos, y sonreí, eso nunca superara a lo que acabo de vivir, pensé. Y me fui a casa.

Estando dándome un merecido baño oí que Jorge llegaba a la casa, yo quería ver su cara, así que me levante, me coloque una toalla y salí fuera del baño cuando Jorge me vio, me dijo.

-¡Querida lo siento mucho, siento haberte estropeado este regalo que se que te hubiera hecho feliz, pero no he podido irme a tiempo, y ha llegado un cliente que nos ha entretenido, que pesado el cliente, estábamos, Javier y yo que nos tirábamos de los pelos ya que el también tenia una cita a la que acudir, y también ha fracasado, lo siento mucho!

Decía todo esto a la vez que me abrazaba, cuando estaba totalmente abrazada tras de Jorge se me ofreció el espejo que tenemos en la sala, y en aquella imagen me vi reflejada y la figura que había reflejada, mi otra yo me guiño un ojo, a lo que yo solo pude sonreír. Mi fantasía se había hecho realidad sin haberlo esperado y sin saber con quien, desde entonces veo a todos los hombres, y pienso ¿habrá sido este o quizás este? Quien sabe.

lunes, 24 de noviembre de 2008

La Fulana Inmortal




A medida que el sol se escondía entre las altas colinas, la taberna más famosa de toda Grecia se preparaba para la hora punta. Refugiado del frío invernal, el antro se encontraba en la punta más alta de la ciudad de Isklepiae, capital de la región de Tesalia, y reinaba majestuosamente al resto de las numerosas viviendas agrupadas en largas calles.Apoyada sobre uno de los gruesos pilares que sujetaban la estructura de la puerta de entrada se encontraba Meg, la dueña y reina de la mencionada taberna Al este de los Elíseos. Sus cabellos eran dorados como el mismo oro y sus ojos tan azules como el mar Egeo, algo que ningún mortal podría resistir. El vestido rojo de seda que la vestía aquella noche de invierno era movido por el incesante viento, dejando la mayor parte de sus largas y esbeltas piernas al descubierto.El tiempo transcurría alegremente en Al Este de los Elíseos, ahora lleno de hombres sedientos de pasión. Meg paseaba por la sala principal, asegurándose de que sus chicas dejaban más que satisfechos a todos los clientes, aunque eso no de mucha importancia, pues era bien sabido que cualquier hombre que pisara esa taberna volvía a visitarla cada noche, después de dejar a sus esposas durmiendo apaciblemente, Meg y sus chicas eran las que hacían realidad todas las fantasías sexuales habidas y por haber.En uno de esos paseos, la mujer de cabellos rubios observó a un hombre de mediana edad sentado en uno de los asientos tapizados con terciopelo rojo, como si estuviera esperando a alguien o algo."AA¿Puedo ayudarte en algo?" La fulana preguntó al mismo tiempo que se acercaba al extraño, sus pasos marcando el ritmo de sus caderas. El hombre obviamente se quedó sorprendido, ya que nunca había visto ninguna mujer más hermosa que ésa. Antes de que él pudiese decir algo, Meg ya estaba colocada sobre su regazo, con uno de sus brazos rodeándole el cuello, y dejando que su nuevo muñeco se impregnara con su fragancia, cosa que volvía locos a todos."Parece que tu amigo se alegra de verme" Dijo ella al notar el prominente miembro viril del desconocido haciendo presión sobre su glúteo. Una sonrisa fue dibujada en el rostro de Meg, ya acostumbrada a ese tipo de reacciones. Sin decir ni una palabra más, la dueña de la taberna se levantó apresuradamente, no sin antes agarrar a su nueva conquista por el cinto que sujetaba sus pantalones. "Que nadie entre aquí" Ordenó Meg a una de sus chicas a la vez que seguía caminando hacía la pequeña bodega en la que se almacenaban todas las bebidas servidas en el local, también refugio para las fantasías más salvajes de su poseedora.Una vez que la puerta fue cerrada, la mujer de ojos azules como el océano empujó a su acompañante levemente contra una de las paredes, acercándose precipitadamente hacía él, pues bien sabía que eso era lo que él más deseaba. Con una de sus cejas arquedas, ella deslizó su mano por debajo del pantalón, mientras el hombre luchaba por desabrochar el cinto, la única barrera que en ese momento los separaba. Cuando las vestiduras dejaron de ser un problema, el desconocido levantó la vista, pero no pudo encontrar a la bella Meg por ningún lado, hasta que bajó su mirada, pues ella ya se hallaba arrollidada, acariciando su pene con su lengua. Tan grande, tan excitado...La fulana continuaba lamiendo, haciéndolo sentir tan excitado que pensaba que no iba a tardar ni un segundo más en correrse. Pero no, Meg tenía muchos más planes para esa noche, y para ese pene en particular."Ahhhhh" Una alta expresión de placer se escapó de entre los labios del hombre, quien batallaba por controlar las sensaciones que estaba sintiendo. De repente, Meg se levantó después de haber hecho desaparecer su vestido como por arte de magia, y dejó al descubierto sus redondos y grandes pechos, que eran tan bellos que parecía como si el mismo Zeus los hubiese creado. Él la agarró por sus caderas, quería sentirla más cerca, hacerle notar el grado de deseo que estaba experimentando. Con una suave sonrisa, la fulana acercó su cara hacia el oído de él, susurrando unas cuantas palabras. "Póstrate en el suelo" Sin ninguna oscilación, el hombre se tumbó en el suelo, expectante de lo que iba a suceder a continuación.Meg se acercó lentamente con su fría mirada azul fija en el desconocido, como animal que observa a su presa antes de atacar. Sur piernas fueron flexionadas a medida que su cuerpo se tornaba para poder adoptar la posición deseada. En esa postura, casi sentada sobre él, ella movió su mano para introducir el excitado pene dentro de su cuerpo. "Por los dioses!" Exclamó el hombre al sentir el peso del cuerpo de la mujer sobre él, y su pene siendo finalmente introducido en ella, dejando que los jugores de ambos se entremezclasen. Meg comenzó a mover sus caderas a la vez que seguía mirándolo a los ojos, pues quería contemplar sus reacciones. Los movimientos de sus caderas eran lentos y acompasados al principio, y se volvieron más frecuentes y profundos a la vez que pasaba el tiempo.Cada contracción de los músculos ahondaba el pene más adentro, acercando al hombre al climax. Ella disfrutaba dando placer a los demás, por alguna razón era la diosa de la prostitución. Las ásperas manos de él estaban apoyadas en los deseables pechos de la fulana, apretándolos fuertemente a la vez que sus espasmos se hacían más fuertes. Bam! El semen comenzó a dispersarse dentro de la vagina, inundando cada rincón como si de una fuerte ola se tratase. Meg seguía moviéndose encima del hombre, disfrutando a la vez que sentía la preciada leche dentro de ella. A los pocos segundos no había nada más que ofrecer, y la mujer se alejó del cuerpo de su desgastada presa.Cuando ya estaba de pie, observó una vez más la cara de su recién conocido amante, y notó lo que tantas veces había presenciado. El hombre seguía inmóvil, su cara reflejando el climax al que había llegado. Sí, Meg lo había matado de placer como a tantos otros, llevándolo al cielo literalmente con cada movimiento de lujuria.Ella no dijo nada, simplemente se quedó parada mirándolo fijamente hasta que algo llamó su atención. "Meg! Alguien te busca" De nuevo, sus labios se abrieron en una amplia sonrisa. Ahí mismo la esperaba otra oportunidad de ofrecer algo se su pasión, otra víctima.



jueves, 11 de septiembre de 2008

El Lado Oscuro del Sol y la Luna




Sol y Luna, son las típicas hermanas que compartían todo, no habían secretos ni siquiera labios que ambas no hubiesen probado; los hombres las amaban, pero quien no, si eran dos perfectas joyas con el cabello tan rubio como el trigo y cuerpos esculturales como sirenas quirúrgicamente fabricadas, pero como todo ser humano tenían un defecto eran tan políticamente correctas que no dejaban ni que una mosca se les acercase; por supuesto esto no impedía que Miguel Ángel las deseara cada día en la oscuridad de su cuarto acariciando su viril y grueso miembro soñando con Sol o Luna, en ocasiones con ambas pues eran tan perfectamente idénticas que no sabia cuando una o la otra divagaba en su mente.
Después de meses en esta maravillosa agonía, Miguel Ángel ideo un plan, corrió el rumor, de que el había tenido una noche de sexo deplorable con las esculturales gemelas, esparciéndose este chisme como una bala, que al llegar a los oídos de Luna quien se lo contó a Sol, decidieron encarar al personaje en cuestión. Miguel Ángel las vio venir como fieras en celo, la rabia marcaba y coloreaba sus angelicales rostros, al estar frente a él, Sol lo tomo por el brazo y dijo al oído “Queremos hablar contigo” a lo que Miguel Ángel contesto “pues soy todo tuyo” Luna puso una sonrisa sarcástica y farfullo “acá hay demasiada gente, ¿crees que podamos ir a otro lado?” él esbozo una sonrisa entre alegría y malicia, pues su plan estaba saliendo como lo había creado y dijo “Donde quieran” Sol le entrego un papel diciendo “En esta dirección en una hora”, ambas se alejaron, dejando a Miguel Ángel mas que contento confundido.
Miguel Ángel decidió aventurarse, fue directo al estacionamiento de la universidad, sin despedirse ni mediar palabra con nadie, subió a su auto y condujo tan rápido como pudo con tal de descubrir el juego de las gemelas. Al llegar al sitio se encontró con un edificio viejo, estaba sucio y abandonado, al subir al tercer piso hallo una puerta semiabierta, Miguel Ángel las llamo y solo escucho un grito lejano “Cierra la puerta cuando entres”, al cerrar Miguel descubrió algo mágico, el apartamento estaba decorado en color negro, algo sadomasoquista para su gusto pero excitante por el momento, había alfombra negra, muebles de cuero y no se dejaba filtrar un rayo de luz por ninguna parte.
Él decidió avanzar por un pasillo que irradiaba luz anaranjada como si miles de velas estuviesen encendidas, al llegar a la puerta de la cual se desprendía la luz encontró la sorpresa; eran ellas, las gemelas vestidas de cuero negro, su piel brillaba mas que los trajes diminutos que dejaban a la vista muchas partes de su cuerpo. Eran algo tan de sus fantasías que Miguel Ángel no lo podía creer, Sol se percato que los ojos de él brillaban más que nunca y dijo “¿Asombrado?” Miguel Ángel no supo que responder estaba anonadado entre tanta belleza, pues eran ellas, las chicas que deseaba cada noche estaban ante sus ojos a medio vestir. Luna rió y agrego “Sol y yo nos asombramos de que dijeras que habías tenido sexo deplorable con nosotras y para cambiar tu percepción de eso decidimos hacer algo que cambiara tu opinión, así que siéntate no tengas miedo”.
Miguel Ángel se sentó en la cama y la primera en venir a él fue Sol, se acerco como una gatita, con movimientos sigilosos y condenadamente provocativos, lo despojo de su camisa y comenzó a lamer su cuello, bajando lentamente hacia su pecho, su lengua lo bañaba, el moría por agarrarla con fuerza y atraerla hacia su boca, pero prefirió frenar los instintos y dejarse llevar por lo que ellas tenían planeado, Sol seguía recorriendo su pecho, su cuello y sus orejas dejándolo impregnado de su saliva, a este punto Luna estaba muy excitada y camino hasta la cama, tomo a Sol por los cabellos y con un suave jalón, la atrajo hacia su boca proveyéndola de su dulces labios, Luna noto el asombro y el placer en la cara de Miguel Ángel y le planteo una idea “Por que no te sientas en aquel sillón y cuando estemos listas seguiremos jugando contigo”.
Miguel no dijo nada y miro a Sol quien le regalaba una sonrisa excepcionalmente malvada, se sentó en el sillón tal como Luna le había pedido y comenzó a disfrutar del espectáculo. Las manos de Sol comenzaron a recorrer lentamente el cuerpo de Luna, eliminando la poca ropa que la cubría, mientras besaba sus pechos, lamiendo y mordiendo aquellos pezones rosados comenzó el descenso hacia la fruta prohibida, Sol se interno en ella y con su lengua comenzaron los estruendosos gemidos de Luna quien no sabia si debía agarrarse con fuerza de la cama o apretarse los pechos con tal de sentir más placer que el que su preciosa gemela le estaba proporcionando; a este punto la excitación de Miguel llegaba a niveles tan descomunales que su pantalón no podía soportar más, saco su brillante lanza, más dudaba de acariciarla o esperar que ellas lo invitasen a jugar.
Fue Luna quien entre gemidos levanto la cabeza de Sol para que admirase el miembro erecto de Miguel A deseoso de que una boca húmeda lo ayudase a liberarse, Luna aparto a Sol y le hizo señas a Miguel de que subiese a la cama, este se arranco el pantalón y se subió al ruedo, Luna colocándose en posición de perrito tomo su miembro rosado y lo introdujo en su boca, Sol por no dejar de jugar saco ventaja de la posición tan bien ubicada de su hermana que continuo con lo que minutos antes había paralizado, de repente el cuarto se inundo de gemidos suaves pero a la vez fuertes, era un festín de sexo oral como jamás Miguel Ángel lo había imaginado, fueron rotando de posiciones hasta que ambas quedaron junto a su misil, que a lo pocos minutos no tardo en explotar y dejar a las gemelas llenas de su amor.
Los jadeos continuaban, algunos por cansancio y otros por placer, pero el juego no terminaba aún, Sol tomo la iniciativa esta vez al ver que el vigoroso miembro de Miguel aun pedía guerra, se subió sobre él y comenzó a moverse como una amazona cabalgando una fiera indomable, los dedos de Miguel se apoderaron de la dulce vagina de Luna entrando y saliendo de ella con tanta fuerza, que los jadeos de ambas se mezclaban al unísono produciendo gemidos en ambiente de cine, cuando Miguel Ángel sintió que estaban por alcanzar su segundo orgasmo decidió cambiarlas, acostando a Luna y colocando sus piernas contra su pecho para que pudiese sentir una penetración total y a Sol al ladito de Luna para que sus dedos exploraran el manjar que su vagina le ofrecía, las gemelas se besaban, mordían y pellizcaban a medida que él las poseía, era el extremo del placer, morían con cada embestida que Miguel les proporcionaba.
De repente y sin previo aviso, Luna alcanzo un estruendoso y merecido segundo orgasmo, Miguel Ángel decidió bajar el ritmo y sin salir de Luna, hizo que sus dedos arrancaran ese ansiado clímax que Sol tanto esperaba, fueron pocos instantes cuando el cuerpo de Sol desfalleció de placer en la cama, Miguel se retiro con cuidado se Luna y les pidió que se pegaran una a la otra a tal punto que casi quedaran abrazadas, y comenzó a masturbarse sobre ellas arrojando a los pocos minutos su semilla y embadurnando el cuerpo celestial de las gemelas.
Después de esa experiencia Miguel Ángel no pudo volver a ver con otros ojos a las gemelas, se había enamorado de su sexo, de su cuerpo, sencillamente de ellas, trataba de no tropezarlas y menos coincidir con ellas en ningún rincón de la universidad, luego de algún tiempo recibió un mensaje de texto en su celular que decía “Creo que es hora de llevarte nuevamente al lado oscuro y enseñarte que con nosotras no se juega. Besitos Sol y Luna”

jueves, 6 de marzo de 2008

Placer en el Campo de Futbol




Andrea era esas chicas que se autodenominaba fanática del fútbol más no lo practicaba porque decía que era muy floja, sabia de nombres, estadísticas y todo lo relacionado con este deporte en particular, no se perdía ningún partido de las tantas ligas que hay y mucho menos los de la universidad donde estudiaba, era como dicen la hincha numero uno del equipo universitario, sus amigas decían que no era fanática del deporte si no de los chicos de los equipos y ella se enfurecía y se retiraba cada vez que escuchaba comentarios con tanta carga de estupidez.

Pero esto no era del todo mentira, había un chico en particular en el equipo de la universidad que hacia que Andrea mojara sus panties y sus fieles dedos la penetraran en la oscuridad de su cuarto, el chico se llamaba David, un digno ejemplar del fútbol, piel color canela, cabello liso hasta los hombros, con brazos y piernas tan perfectos que hacen voltear a más de una, aunque Andrea no lo conocía estaba convencida de que él jamás se había fijado en su presencia pero estaba equivocada, él la veía en cada partido incluso era la ultima en irse de los entrenamientos, lo único era que no sabia como abordarla y cada vez que lo intentaba algo pasaba y terminaba yéndose sin decir nada.

Una noche antes de finalizar el entrenamiento le hizo señas, Andrea se emocionó y volteo a todos los lados pensando que no era con ella y él entre señas le confirmo que era con ella y que no se marchara y se quedara después del entrenamiento, el color rojo se apodero de las blancas mejillas de Andrea y no sabía que hacer, pero decidió esperar paciente a que David terminara la practica y ver que era lo que quería con ella. David por su parte no tenia intenciones de conversar tan solo quería descubrir que escondía esa niña con cara de ángel que se sentaba a verlo cada jueves.

La práctica llego a su fin, y todo el mundo comenzó a marcharse, después de un rato David apareció al lado de Andrea y le pidió que lo acompañase a los vestuarios que necesitaba ducharse, ella accedió y con un poco de miedo se fue tras él, cuando bajaron a los vestidores se percató que no había absolutamente nadie, y lo único que se lograba escuchar era la respiración agitada de Andrea, por lo que David giro y le dijo “No tengas miedo que yo no como a menos que me lo pidan ”, ella sonrió y trato de disimular la agitación, pero en el fondo estaba aterrada, jamás había pensado que el primer cruce de palabras con David seria exactamente en los vestidores con los que muchas veces fantaseo.

Se detuvieron frente a los casilleros, él le pidió que se sentara y comenzó a desvestirse, ella se cubrió la cara e intento levantarse pero el recurrió a la fuerza y la obligo a sentarse diciendo “Me vas a decir que jamás has visto un hombre desnudo” ella apenada y completamente sonrojada balbuceo “Si, pero nunca espere verte a ti”, él soltó una sonrisa picara y le contesto “ ¿Y que tengo yo de especial que no tengan los hombres que has visto¿ o es que ¿ya me habías imaginado?” ella opto por no contestar, pero su silencio obligado le dijo a David todo lo que necesitaba saber, se termino de desvestir dejando una única prenda, un boxer color gris, de repente al primer descuido de Andrea la tomo por los hombros y la arrastro contra un locker y comenzó a besarla desenfrenadamente, ella intentaba no pensar solo se quería dejar llevar aunque no podía creer que aquel chico semi desnudo que la besaba con tanta pasión era el mismo por el que se masturbaba cada noche, él se dedicaba a tocar sus pechos y mordía sus orejas mientras le susurraba obscenidades que Andrea jamás había escuchado pero la excitaban mucho más, las manos de David lentamente descendieron por encima de la ropa hasta la entrepierna de ella haciendo que gimiera con tanta fuerza que llegaron a pensar que podían descubrirlos.

De repente el juego ceso, David la tomo de la mano y la llevo hasta las duchas, una vez allí inicio el juego esta vez sacando la blusa y dejando al descubierto unos perfectos senos de pezones rosados, “Tal como los imagine” dijo y esbozo una sonrisa, comenzó a devorarlos con ahínco, dando pequeños mordiscos y lametazos que originaban gemidos suaves de parte de ella, su mano volvió a tomar el rumbo de la entrepierna pero esta vez se detuvo en el broche del pantalón, a tal punto de obligarla a sacárselo, una vez fuera la tomo del brazo y la lanzo dentro de la ducha, una vez dentro, él abrió el agua y continuo el juego, ella estaba muy excitada, mientras el agua se colaba en cada rincón de su cuerpo deseaba con todas sus fuerzas que él se dejara de rodeos y la penetrara, él seguía comiéndose sus pechos, elimino la única prenda que la cubría y bajo por su abdomen hasta llegar a su sexo, separo sus piernas y lentamente coloco su lengua dentro de ella, jugando con su clítoris e introduciendo lentamente un dedo dentro de su vagina, Andrea sentía que iba a explotar, no paso mucho tiempo entre gemidos que eran casi gritos y la lengua desaforada de David , cuando ella se dejo llevar y se corrió en la cara de el.

“Tienes carita de niña buena pero en realidad eres traviesa y esto era exactamente lo que estabas esperando desde hace mucho tiempo” le farfullo, “Pero el juego aun no acaba” echándole una mirada incitadora de que fuera ella la que tomara el control de la situación ahora. Ella capto rápidamente y se arrodillo ante el y bajo su boxer y suavemente tomo su enorme miembro entre sus manos, lo llevo a su boca y con su lengua comenzó a saborearlo de manera suave como si fuese un helado de chocolate a punto de derretirse, él la miraba con deseo de tal manera que sin darse cuenta ella colocó su miembro entre sus pechos simulando una masturbación, él solo sonrió, ella se movía muy rápido, mientras el suspiraba y gemía bajito, cuando estuvo a punto de correrse ella introdujo el miembro en su boca tragándose así el elixir anhelado .

Sin mediar palabra la levanto y poniéndola contra la pared la penetro con todas sus fuerzas como un animal en el celo, su miembro entraba y salía tan rápido que ambos gemidos se fusionaban en uno solo, ella sentía que un nuevo orgasmo se apoderaba de su cuerpo, él también estaba a punto de estallar, pero antes le pidió que se inclinara y en una semi posición de perrito, la penetro nuevamente al punto de alcanzar el orgasmo prácticamente juntos.
Ella estaba exhausta su cuerpo ya no daba más y cuando pensó que no pasaría nada más, él retomo sus pechos y comenzó a lamerlos y succionarlos como si lo que acaba de pasar no fuese suficiente, ella observo como su miembro cobraba vida y de esa forma él la cargo y mientras descarnaba sus pechos se introdujo en ella, haciéndola estremecer con cada movimiento, a pesar de que los gemidos ya no eran gritos ella sentía que la estaba destrozando, no podía ser cierto tanto placer, cuando se acercaba el tercer orgasmo él la tomo del cabello y rápidamente la halo y la coloco frente a su miembro quien disparo tres sublimes chorros de su elixir blanco, ella asombrada ante tal maniobra opto por pasar la lengua y saborear los restos mientras el agua eliminaba lo demás.

El sabia que ella estaba a punto de llegar cuando hizo la maniobra así que ella con una dulce voz le dijo “Me faltaba muy poco así que hora me tienes que ayudar a tener mi tercer orgasmo” él se acerco a ella y comenzó a besarla mientras ellas masajeaba su clítoris con los dedos, el introdujo dos dedos en su vagina y simulo una penetración que en conjunto con las manos de ella, le arrancaron en pocos minutos un orgasmo tan intenso que su cuerpo desfalleció y se abrazaron.

Ha pasado algún tiempo después de este primer encuentro, Andrea ha decidió por su bien quedarse cada Jueves después de la practica fútbol esperando que su adorado tormento, la posea una vez más, ya sea en los vestidores, las gradas o simplemente el lugar más oscuro con tal de que florezca ese lado animal que todos llevamos dentro.