sábado, 9 de abril de 2011

Hurricane "Sexo, Fantasía y Sadomasoquismo"

Aunque este no es un cuento erótico, en esta oportunidad les dejo un vídeo (30 Seconds to Mars) que no es simplemente genial si no que traspasa los limites de la fantasía y la imaginación con un Jared Leto excesivamente sexy que con un juego de sadomasoquismo es capaz de hacer excitar a cualquier espectador.

Disfrútenlo

viernes, 1 de abril de 2011

La iniciación


Los nervios atenazaban a Dana, mientras se miraba en el espejo de su habitación. Sus pechos generosos se marcaban claramente bajo el ligero vestido que llevaba, su piel morena resaltaba con el blanco de la ropa, incluso la oscuridad de su sexo se podía intuir de forma evidente.

Su amo le había ordenado que se presentase ante él únicamente con este vestido, blanco y casi transparente. Dana sudaba asustada, mientras esperaba la hora de salir, todo había empezado hace unas semanas, con una conversación informal, poco a poco habían ido jugando más y más con las palabras, a él le gustaba dominar, ella deseaba ser dominada, lo demás vino rodado, y hoy es el día.

A la hora convenida, Dana se dirigió a la casa de Matias, su amo, caminaba con la cabeza baja, roja de vergüenza por ir mostrando de una manera tan evidente su cuerpo, acelero el paso, y al poco llego a su destino. Llamo y una vez dentro, él le ordeno que se desnudase por completo.

El vestido cayó al suelo, y su cuerpo se ofreció de manera total y absoluta, sin límites, sin condiciones. Matias la fue tocando: su culo, su sexo, sonrió cuando noto la humedad que llenaba de deseo a la mujer, luego fue subiendo hasta sus pechos, apretándolos, estirándolos, jugando con ellos, mientras con los pulgares le excitaba los pezones totalmente duros, siguió subiendo hasta poner su dedo en la boca de Dana, que contenta y feliz chupo los restos que aun quedaban de su propio vagina. Y cuando lo considero oportuno, la tomo por uno de los pezones y la llevo a una de las habitaciones.

Dana se asusto, cadenas, látigos y todo tipo de aparatos llenaban la sala. Él sonrió, le acarició las mejillas y le dijo que esta era su última oportunidad de irse, ella también sonrió, y le beso apasionadamente. A partir de este momento ya no era Dana, eso era un nombre de persona, y ella solo era un cuerpo, un objeto, una piel suave. Le encadeno las muñecas y los tobillos a unas argollas, atándola en forma de X, quedando inmovilizada en el centro de la habitación, le puso una bola en la boca y cogiendo uno de los látigos, comenzó a marcarle el culo y la espalda

Era la primera vez que ella era azotada, el dolor era intenso, se movía, gemía, quería gritar pero no podía, y Matias lentamente iba marcándole toda la piel. Cuando lo considero oportuno paro los golpes, le puso la mano en el coño, que encontró totalmente empapado, sonriendo le dijo que ahora si que estaba seguro de su masoquismo, y empezaría con su doma.

Le ordeno que nunca se masturbase o hiciese el amor sin su permiso, la quería siempre excitada, siempre caliente cuando le apeteciese su cuerpo, ella había de obedecer en todo, a él, y a quien el quisiera. Dana sudada y temblorosa lo acepto todo, es que el dolor, la humillación y su sumisión, le habian provocado el orgasmo mas intenso de toda su vida.

Él se puso frente a ella, y ahora con mas fuerza fue azotando sus pechos, sus pezones, su vientre, su sexo, con maestría hacia llegar a cada rincón el dolor justo, intenso y fugaz, mientras ella lloraba y sufría en silencio. Finalmente termino el castigo, Matias apago la luz y se marcho, mientras ella sola, a oscuras y con el cuerpo enrojecido por los golpes, se durmió colgada de sus cadenas.

El sábado, un azote en culo la despertó, era él, que la venia a buscar, la desato y Dana cayo al suelo como un papel. Matias le ordeno ponerse de rodillas, le coloco un collar de perro, y tirando de la cadena la llevo al comedor, ella vio el vestido blanco que trajo ayer, en tan poco tiempo, vivencias, dolor, placer, felicidad. Un nuevo tirón de la correa le hizo seguir su camino, hasta llegar al garaje.

Él abrió el maletero del vehículo, y ella entro, allí le saco la bola de la boca, y la beso apasionadamente, ella quiso abrazarlo, pero él le dijo que no, que se girase; como pudo se dio la vuelta y le ato las manos a la espalda, nuevamente la hizo girar, y antes de cerrar el maletero, le puso cera caliente sobre los pechos y el vientre, Dana quiso chillar, pero una bofetada la hizo callar, noto como se cerraba el portón, y nuevamente el dolor y la oscuridad fueron sus compañeros.

El automóvil circuló bastante rato, cada giro, cada frenada, cada kilómetro eran nuevos pinchazos en un cuerpo que sufría y gozaba en una mezcla agridulce y extraña. Finalmente el auto se detuvo, ella esperaba que le abriesen, pero el tiempo pasaba, el sol calentaba el maletero, y ella sudada, sucia, asustada y muy nerviosa esperaba en silencio. Por fin Matias abrió la puerta, la ayudo a salir, sin desatarla. Una vez fuera, él la miro, su cuerpo desnudo y marcado, con retazos de cera aun pegado, los ojos llorosos, el sudor brillando con la luz del día, la boca abierta. Estaba excitada, quería sentirlo dentro de su cuerpo, y èl tan solo la miraba, toqueteaba un poco su piel y comprobaba que las piel estuviese bien enrojecida.

Finalmente la hizo entrar en una casa desconocida, la llevo al comedor, amplio y espacioso, le mando ponerse sobre la mesa, una vez tumbada sobre la mesa, le fue quitando los pedazos de cera que aun estaban en su cuerpo, le puso una venda en los ojos, la ato fuertemente a las 4 patas, y le dijo que hoy tendría una sorpresa. Dana asustada no entendía nada, cual seria la sorpresa?.

Al rato oyó pasos, alguien empezó a magrearle los pechos y el coño. Ella quería gozar y disfrutar plenamente aquellos instantes de placer que le ofrecían. Y de golpe una gota ardiente cayó sobre su pezón, era nuevamente la cera caliente de una vela, y tras muchas mas gotas, alguien le coloco una vela en cada pecho, repitiendo la dolorosa experiencia en el pubis, justo encima de los pelos de su vagina.

Una vez clavadas las velas, le movió el cuerpo, para comprobar que realmente estaban bien adheridas, y ella nuevamente quedo en silencio y soledad. Al rato oyó hablar, y un sudor frió le recorrió el cuerpo, pues uno de los que hablaban era Matias, pero había alguien mas, una voz de mujer, alguien que conocido o desconocido, también sabia su secreto.

Ya en la mesa, Eva que así se llama la chica, comento divertida con Matias, la idea de las velas, y aprovecho para toquetear a Dana, que con los movimientos nuevamente noto como la cera caliente le caía por el cuerpo. Eva pregunto que de donde había sacado aquello, y él le explico toda la historia, sin omitir ningún detalle. Dana en su oscuridad se sentía vencida, humillada y avergonzada, y más aun cuando Matias, animo a su compañera a aplicar nuevas torturas en el cuerpo de la esclava. Durante la cena, las velas cada vez se acercan mas al cuerpo de Dana, y sus pechos y sexo, sufrían más y más. Al llegar a los postres, Eva estiró la vela de la vagina, arrancándole algunos pelos, la gira, y deja que toda la cera caiga sobre su aquella zona, Dana se mueve, grita y gime, quiere desatarse pero las correas están fuertes, y lo único que consigue con el movimiento es que las velas de los pechos le quemen más y más.

Eva tras dejar caer la cera, coge la vela encendida y la va introduciendo lentamente en el coño totalmente empapado de Dana, al notarlo, la saca, la gira y se la mete por la zona del fuego, ella chilla de dolor, pero su propio coño encharcado se encarga de apagarla, luego Matias se va con Eva, y Dana se queda sola, con las dos velas casi agotadas, acercando el fuego cada vez mas a su piel, mientras entre sus piernas sigue la otra vela.

El dolor es intenso, tan solo puede dejar que la llama se apague sobre su cuerpo, el fuego también es nuevo para ella, primero fue el látigo y ahora el fuego, que mas habrá de conocer en su primer fin de semana como esclava.

Finalmente se duerme, le despierta el sonido de los pájaros, ya debe ser de día, pero ella sigue igual, atada, con la cera reseca sobre sus pechos, y con el trozo de vela encastada en su coño. Alguien le quita la venda de los ojos, es Matias, que también le libera la boca, y la besa, mientras le pregunta que tal se encuentra, Dana estira como puede la cabeza, y sacando la lengua intenta besarle, el se acerca, y le acaricia las mejillas, mientras con la uña le empieza a arrancar trozos de cera de su cuerpo, también le quita de golpe la vela de la vagina; ella, relajada, feliz y sumisa se deja hacer.

Oye pasos, y girando un poco la cabeza, ve a una chica joven, también morena, que charla con Matias es Eva, la vergüenza y la humillación vuelven a excitarla, tirada en el suelo, sucia, mostrando su piel desnuda y castigada, ante una desconocida que la mira divertida, sabe que les pertenece, que pueden hacer con ella lo que les apetezca, y eso la excita, la excita mucho.

Dentro, Matias empieza a tocarla, mientras Eva le aprieta los pechos y la besa en la boca, Dana se va calentando más y más, se siente mujer, y tan solo las marcas de su cuerpo le recuerdan su condición de esclava. Cuando la tiene excitada a tope, Él le susurra al oído, que en premio a su buen comportamiento, va a ser penetrada pronto, Dana feliz espera poder calmar finalmente su ardor.

Eva levanta a Dana por los pechos y felicita a Matias por lo bien adiestrada que la tiene, luego lo besa y se va. Ya solos, nuevamente a 4 patas, él lleva a Dana hasta el coche, que vuelve a entrar al maletero, esta vez no la ata, solo cierra el capo, pronto el movimiento hace notar a la esclava, que el coche esta en marcha, ella se toca, y se masturba una y otra vez, su cuerpo ha sido fustigado, pinchado, ha recibido cera ardiente, ha sido humillada y vejada, pero nunca había sido tan feliz, por fin ha encontrado su destino.

Al llegar a la casa, Matias abre el maletero y ve a la muchacha masturbándose, le ayuda a salir y la lleva hasta el bañera, coge una esponja y la va lavando, limpiando con delicadeza, todos y cada uno de los rincones de la esclava, que encadena el placer una y otra vez. Al terminar la seca y la mira, vuelve a ser la chica de piel morena, hermosa y deseable, que nunca ha dejado de ser, ella se acuesta en la alfombra, sonríe, y abre su cuerpo, ofreciéndole a Matias, que no duda en hacer el amor apasionadamente con ella.

Al terminar, él le devuelve el vestido blanco se lo pone, y tras un largo beso, sale de la casa, esperando, deseando, que pronto una nueva llamada de su amo, le haga volver a sentir sobre su piel, el placer de la sumisión.

lunes, 21 de febrero de 2011

Entrevista con el Diablo



Ese día era viernes, especial en todo sentido, desde que abrí los ojos en mi corazón se abrió a la esperanza de vivir un sueño. Tenía cita con un chico que había conocido por internet, me agrado su charla, un perfil normal de un hombre maduro, experimentado y estable, fue lo que me atrajo, nada especial en sí, quedamos en una cafetería para desayunar, eran las diez de la mañana, iba bien vestida pero no esmeradamente pues me obligue a ir de forma discreta para que no pasara nada ese día, así tenía yo una buena excusa para no desnudarme.

Sonreía solo pensarlo, ese día llevaba medias marrones, falda gris a media rodilla, blusa gris, chaleco rojo y abrigo gris, botas bajas. Mi aspecto físico son ojos redondos color verdes, pelo castaño rizado a media melena, mido 170 cm, mi peso es de 75 kilos con unas curvas atractivas para los hombres, pechos grandes, erguidos de copa cien, culo de tamaño regular.

Verle me atrajo su mirada fija y segura, nos saludamos con un hola y un beso en la mejilla, nos sentamos en el bar donde nos habíamos citado, pedimos tostadas con café y empezamos a conversar, me sentí inspeccionada por su mirada y encantada con su sonrisa burlona, me sentía torpe en mi proceder, me ponía muy nerviosa, él lo sabía y lo disfrutaba. Después de desayunar, me invito a ir a su oficina para seguir conversando, porque tenía que atender unos asuntos, salimos del bar y yo me sentía intimidada. El es alto, de físico atlético, pelo negro, ojos marrones, mirada profunda, labios sensuales y sonrisa burlesca, voz masculina, firme, poderosa denotando mucha seguridad. Me senté a su lado en el vehículo y en todo momento fue un caballero, al llegar al edificio reanudamos la conversación, me sentía expuesta, a solas con un hombre desconocido para mí, pero interesante. Entramos en su edificio que estaba bastante tranquilo y silencioso, sin embargo su comportamiento era perfecto y no me insinuó nada indebido. Tuve dudas y me entro miedo, con ganas de salir corriendo, no de lo que él me pudiera hacer si no de la respuesta que yo pudiera darle.

Estuvimos un buen rato conversando sobre nosotros y nuestras vivencias, el jugaba con mi mente y con mis reacciones, se daba cuenta del efecto que tenía en mí, nerviosa como estaba no sé en qué momento empecé a desearle y me trataba de controlar para que no adivinara mis pensamientos, creo que no lo hice muy bien porque me descubrió en una de sus miradas instigadora. Eran las dos y salimos a comer, la impresión que tuve es que el propósito de la comida no era para alimentarnos si no más bien para que el me siguiera analizando, descubrir en mí mis partes débiles, ver mi verdadera yo. Pedimos el menú de la casa y me di cuenta que lo hacía para tener tiempo y descubrir en mi a la mujer que tenía delante. Para beber pedí Coca-Cola y el me dijo porque no pedía otra cosa, le comente que el alcohol me desinhibía y me hace vulnerable, el sonrió y le dijo al camarero que trajera dos cervezas. ¡Que cabrón!, me gustó su poder de persuasión y aunque no la tome toda estaba algo emocionada.

Después de comer y hablar un buen rato me dijo que no me preocupara porque me iba a tratar con respeto y no haría nada que yo no quisiese, me agarro la mano fuerte para darme seguridad y apoyar sus palabras. Regresamos a su oficina, no sé por qué no le pedí que me dejara en mi casa, ese hombre ya me tenía idiotizada, hipnotizada, llámalo como quieras, quería pasar la tarde con él, hablando, escuchándole, observándole. Al cabo de un rato me dice que escribe relatos eróticos y me pregunta si los quiero leer, son experiencias vividas a lo largo de su vida, sorprendida y temerosa por mis reacciones me sentó en su sillón para que pudiera leerlas a gusto. En los que mis ojos recorren las líneas llenas de morbo, sensualidad y deseos me siento más nerviosa e impactada por esas palabras llenas de sexo por todos lados. Me empieza a latir el corazón y la mente en shock sin poder apartar la mirada de la pantalla del ordenador.

Observo como él me mira, sonrisa al aire, mirada profunda, sabe que me tiene a su merced, nota mi excitación y se acerca a mí impidiéndome moverme, me mira a los ojos y me pregunta que me parece el relato, asustada y encantada le expreso lo mas tranquilamente que puedo sin demostrar nerviosismo que está muy interesante y bien escrito, ingenua de mi le pregunto si esos hechos pasaron en realidad, a lo que el divertido se acerca mucho mas a mi cara y sin apartar la mirada de mis ojos, tan cerca que puedo sentir y oler su piel de macho, me pregunta que haría yo si me besara en esos momentos, que cabrón pensé, está jugando conmigo y con mi mente de tal manera que se me nublo y no pude reaccionar cuando rozo sus labios con los míos, empecé a temblar, sentí mis pezones erguirse y mi cuerpo reclamar caricias. El divertido se separa de mí para contemplar su hazaña, permitiéndome regresar a la lectura, ¡como carajo me voy a concentrar después de ponerme así!, me llene de calma, recobre tranquilidad, no sé de dónde y termine la lectura. Él, curioso me pregunto ¿Exactamente que había sentido?

¡Que pregunta era esa!, como si no se hubiera dado cuenta lo que había sentido, le conteste que nada, sin mayor importancia, quiso probarme de nuevo y sin esperarlo me tapó los ojos con la mano derecha, me asuste de lo imprevisto de la situación, todos mis sentidos se pusieron en alerta, mi piel se erizó, no sabía que esperar o que iba a pasar, que sucediera rápido pensé, esta incertidumbre me comía por dentro, toco mis labios con sus dedos, mi cuello, mi cuerpo me delato, mis sensaciones me traicionaron, capturo mi boca reclamándola como suya y la poseyó con su lengua, ese fue el final de mi resistencia, la quise dentro de mí. Me consiguió, me ganó, el poderío de su persona, me entregue a sus caricias. Paso sus manos por mi cuerpo hasta que llego a mi falda, la fue levantando despacio y sin darme cuenta metió sus manos en mis pantis y se fue directamente a mi fruta prohibida la cual que estaba muy húmeda de la excitación. Mi primera reacción fue sepárame de él, apartándole de mi lado, con mi respiración muy agitada y tratando de convencerme que eso no podía suceder. Me voy al baño para intentar calmar mis ánimos y recobrar la compostura, mientras limpiaba mis fluidos me di cuenta que debo controlarme, me llene de fuerzas y pensé en la excusa perfecta para no caer en sus garras; salgo envalentonada para enfrentarme a su mirada y decirle que no podía tener sexo.

El muy serio, suelta una carcajada ruidosa y dice que eso no le importa en absoluto, me agarró del pelo y me tiro encima de la mesa, levanto mi falda y de un tirón me quito mis braguitas, en aquel momento pense, "Ohhh Dios, hoy me voy al infierno" lo que sucedió a continuación no te lo puedo contar, fue todo tan desenfrenado, lujurioso y pasional que estoy condenada de por vida por haber caído en las garras del diablo.