jueves, 11 de septiembre de 2008

El Lado Oscuro del Sol y la Luna




Sol y Luna, son las típicas hermanas que compartían todo, no habían secretos ni siquiera labios que ambas no hubiesen probado; los hombres las amaban, pero quien no, si eran dos perfectas joyas con el cabello tan rubio como el trigo y cuerpos esculturales como sirenas quirúrgicamente fabricadas, pero como todo ser humano tenían un defecto eran tan políticamente correctas que no dejaban ni que una mosca se les acercase; por supuesto esto no impedía que Miguel Ángel las deseara cada día en la oscuridad de su cuarto acariciando su viril y grueso miembro soñando con Sol o Luna, en ocasiones con ambas pues eran tan perfectamente idénticas que no sabia cuando una o la otra divagaba en su mente.
Después de meses en esta maravillosa agonía, Miguel Ángel ideo un plan, corrió el rumor, de que el había tenido una noche de sexo deplorable con las esculturales gemelas, esparciéndose este chisme como una bala, que al llegar a los oídos de Luna quien se lo contó a Sol, decidieron encarar al personaje en cuestión. Miguel Ángel las vio venir como fieras en celo, la rabia marcaba y coloreaba sus angelicales rostros, al estar frente a él, Sol lo tomo por el brazo y dijo al oído “Queremos hablar contigo” a lo que Miguel Ángel contesto “pues soy todo tuyo” Luna puso una sonrisa sarcástica y farfullo “acá hay demasiada gente, ¿crees que podamos ir a otro lado?” él esbozo una sonrisa entre alegría y malicia, pues su plan estaba saliendo como lo había creado y dijo “Donde quieran” Sol le entrego un papel diciendo “En esta dirección en una hora”, ambas se alejaron, dejando a Miguel Ángel mas que contento confundido.
Miguel Ángel decidió aventurarse, fue directo al estacionamiento de la universidad, sin despedirse ni mediar palabra con nadie, subió a su auto y condujo tan rápido como pudo con tal de descubrir el juego de las gemelas. Al llegar al sitio se encontró con un edificio viejo, estaba sucio y abandonado, al subir al tercer piso hallo una puerta semiabierta, Miguel Ángel las llamo y solo escucho un grito lejano “Cierra la puerta cuando entres”, al cerrar Miguel descubrió algo mágico, el apartamento estaba decorado en color negro, algo sadomasoquista para su gusto pero excitante por el momento, había alfombra negra, muebles de cuero y no se dejaba filtrar un rayo de luz por ninguna parte.
Él decidió avanzar por un pasillo que irradiaba luz anaranjada como si miles de velas estuviesen encendidas, al llegar a la puerta de la cual se desprendía la luz encontró la sorpresa; eran ellas, las gemelas vestidas de cuero negro, su piel brillaba mas que los trajes diminutos que dejaban a la vista muchas partes de su cuerpo. Eran algo tan de sus fantasías que Miguel Ángel no lo podía creer, Sol se percato que los ojos de él brillaban más que nunca y dijo “¿Asombrado?” Miguel Ángel no supo que responder estaba anonadado entre tanta belleza, pues eran ellas, las chicas que deseaba cada noche estaban ante sus ojos a medio vestir. Luna rió y agrego “Sol y yo nos asombramos de que dijeras que habías tenido sexo deplorable con nosotras y para cambiar tu percepción de eso decidimos hacer algo que cambiara tu opinión, así que siéntate no tengas miedo”.
Miguel Ángel se sentó en la cama y la primera en venir a él fue Sol, se acerco como una gatita, con movimientos sigilosos y condenadamente provocativos, lo despojo de su camisa y comenzó a lamer su cuello, bajando lentamente hacia su pecho, su lengua lo bañaba, el moría por agarrarla con fuerza y atraerla hacia su boca, pero prefirió frenar los instintos y dejarse llevar por lo que ellas tenían planeado, Sol seguía recorriendo su pecho, su cuello y sus orejas dejándolo impregnado de su saliva, a este punto Luna estaba muy excitada y camino hasta la cama, tomo a Sol por los cabellos y con un suave jalón, la atrajo hacia su boca proveyéndola de su dulces labios, Luna noto el asombro y el placer en la cara de Miguel Ángel y le planteo una idea “Por que no te sientas en aquel sillón y cuando estemos listas seguiremos jugando contigo”.
Miguel no dijo nada y miro a Sol quien le regalaba una sonrisa excepcionalmente malvada, se sentó en el sillón tal como Luna le había pedido y comenzó a disfrutar del espectáculo. Las manos de Sol comenzaron a recorrer lentamente el cuerpo de Luna, eliminando la poca ropa que la cubría, mientras besaba sus pechos, lamiendo y mordiendo aquellos pezones rosados comenzó el descenso hacia la fruta prohibida, Sol se interno en ella y con su lengua comenzaron los estruendosos gemidos de Luna quien no sabia si debía agarrarse con fuerza de la cama o apretarse los pechos con tal de sentir más placer que el que su preciosa gemela le estaba proporcionando; a este punto la excitación de Miguel llegaba a niveles tan descomunales que su pantalón no podía soportar más, saco su brillante lanza, más dudaba de acariciarla o esperar que ellas lo invitasen a jugar.
Fue Luna quien entre gemidos levanto la cabeza de Sol para que admirase el miembro erecto de Miguel A deseoso de que una boca húmeda lo ayudase a liberarse, Luna aparto a Sol y le hizo señas a Miguel de que subiese a la cama, este se arranco el pantalón y se subió al ruedo, Luna colocándose en posición de perrito tomo su miembro rosado y lo introdujo en su boca, Sol por no dejar de jugar saco ventaja de la posición tan bien ubicada de su hermana que continuo con lo que minutos antes había paralizado, de repente el cuarto se inundo de gemidos suaves pero a la vez fuertes, era un festín de sexo oral como jamás Miguel Ángel lo había imaginado, fueron rotando de posiciones hasta que ambas quedaron junto a su misil, que a lo pocos minutos no tardo en explotar y dejar a las gemelas llenas de su amor.
Los jadeos continuaban, algunos por cansancio y otros por placer, pero el juego no terminaba aún, Sol tomo la iniciativa esta vez al ver que el vigoroso miembro de Miguel aun pedía guerra, se subió sobre él y comenzó a moverse como una amazona cabalgando una fiera indomable, los dedos de Miguel se apoderaron de la dulce vagina de Luna entrando y saliendo de ella con tanta fuerza, que los jadeos de ambas se mezclaban al unísono produciendo gemidos en ambiente de cine, cuando Miguel Ángel sintió que estaban por alcanzar su segundo orgasmo decidió cambiarlas, acostando a Luna y colocando sus piernas contra su pecho para que pudiese sentir una penetración total y a Sol al ladito de Luna para que sus dedos exploraran el manjar que su vagina le ofrecía, las gemelas se besaban, mordían y pellizcaban a medida que él las poseía, era el extremo del placer, morían con cada embestida que Miguel les proporcionaba.
De repente y sin previo aviso, Luna alcanzo un estruendoso y merecido segundo orgasmo, Miguel Ángel decidió bajar el ritmo y sin salir de Luna, hizo que sus dedos arrancaran ese ansiado clímax que Sol tanto esperaba, fueron pocos instantes cuando el cuerpo de Sol desfalleció de placer en la cama, Miguel se retiro con cuidado se Luna y les pidió que se pegaran una a la otra a tal punto que casi quedaran abrazadas, y comenzó a masturbarse sobre ellas arrojando a los pocos minutos su semilla y embadurnando el cuerpo celestial de las gemelas.
Después de esa experiencia Miguel Ángel no pudo volver a ver con otros ojos a las gemelas, se había enamorado de su sexo, de su cuerpo, sencillamente de ellas, trataba de no tropezarlas y menos coincidir con ellas en ningún rincón de la universidad, luego de algún tiempo recibió un mensaje de texto en su celular que decía “Creo que es hora de llevarte nuevamente al lado oscuro y enseñarte que con nosotras no se juega. Besitos Sol y Luna”

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