La noche se presta para muchas cosas, pero el aire de esta noche en particular trasmitía deseo y a la vez pasión, sin saber por que ella se sentía divina y capaz de hacer cosas inimaginables, esta noche nada la detenía. Se reunió con sus amigas, habían quedado en el centro comercial, al bajarse del taxi sintió nuevamente ese aire y como este se colaba debajo de su vestido negro, era como la premonición de que la noche le deparaba algo bueno. Saludo como de costumbre, era la última en llegar como siempre, así que de una vez decidieron entrar en el local que habían acordado, en la entrada anunciaban un show de stripers, ella se emociono mucho pues la noche ya se estaba tornando muy interesante.
Los tragos de vodka le dieron cuerpo a la noche, ella se sentía mucho más desinhibida y ese aire de nuevo se apoderaba de ella, bailaba con sus amigas como si fueran chicos y todos las miraban con la boca abierta tratando de unirse a su grupo pero ellas los rechazaban y seguían gozando al bailar juntas como si nadie más existiera en el local.
Una vez que comenzó el show, decidió apartarse de sus amigas pues no podía creer lo que sus ojos estaban viendo, el striper era un chico color canela, como el cabello hasta los hombros con cada gramo de su cuerpo en su santo lugar, exageradamente sexy y a la vez provocativo, con movimientos que volvían locas a las mujeres que se aglomeraban a su alrededor. Ella trataba de no emitir gestos aunque por dentro también deseaba tocarlo y hacerle cualquier cosa indecente que pudiese venir a la mente de una chica sola. De repente él hizo un giro y sus miradas se cruzaron, ella sintió las piernas flaquear pero respiro y rozo su cuello con la mano de manera muy provocativa y paso sus dedos entre el cabello.
Cuando el show termino se disponía a volver con sus amigas cuando un mesonero se le acerco y le entrego un papel, ella lo abrió y decía “Me gustaría conocerte, si accedes dile al mesonero que te traiga hasta mi” se quedo perpleja miro a sus amigas que bailaban y decidió arriesgarse, vio a sus amigas y como ellas no se percataban de la falta de su presencia le dijo al el mesonero “Vamos”, este la llevo por la barra hasta la parte de atrás de la disco, allí la esperaba él, en un cuarto que fungía ser una especie de camerino con algunas cosas no más que un escritorio, un par de espejos y unas sillas; apenas entró el mesonero desapareció, al verla él dijo “Pensé que no aceptarías” a lo que ella contesto “Yo tampoco pero la curiosidad pudo más que yo”.
Sin mediar más palabras él se acerco a ella y con los dedos acaricio su cara, acerco su cuerpo y rozo sus labios lentamente, ella estaba inmutada no sabia si correr o dejarse llevar, estaba muy insegura pero las manos de él eran tan suave que decidió dejarse explorar por esas manos desconocidas y descubrir hasta donde eran capaz de llevarla. Las caricias se tornaron más intensas, iniciaban en el cuello y descendían lentamente por su espalda, volviendo a subir por su abdomen, suavemente comenzó apretar sus pechos, mientras introducía sus dedos dentro de la boca de ella, los gemidos estaban cobrando fuerza, ella solo deseaba que él la penetrara con todas sus fuerzas, pero él estaba decidido hacerla disfrutar cada minuto, desabrocho su vestido y este descendió tan rápido que develo que la ropa interior de ella no era más que una diminuta tanga color negro que cubría tan poco que era innecesaria, él se aparto de ella y comenzó admirar sus curvas.
Ella sintió vergüenza y se cubrió, pero el quito sus brazos e inicio el juego nuevamente, lamiendo sus orejas, comiéndose sus pechos con tanta voracidad y acariciando sus piernas que ella sintió desmayar de tanto placer, los decibeles que habían adquirido sus gemidos no importaban pues eran opacados por la música del local, ella tomando la iniciativa decidió bajar la única pieza que cubría el hermoso cuerpo de él, un bóxer azul, mientras lentamente declinaba y con ambas manos comenzaba a jugar con el enorme y erecto pene de él, él siguió el juego y hecho su cabeza hacia atrás mientras ella disfrutaba con su miembro, mordiéndolo y acariciándolo con tanta celeridad que él emitía pequeños pero deliciosos gemidos de placer, era como si ya sus cuerpos se conocieran, era tanta química que sentía que el lugar explotaría de tanta pasión.
Ella decidió tomar el control completo de la situación por poco minutos y colocó su miembro entre sus pechos simulando una masturbación, el solo sonrió, ella se movía muy rápido, mientras el suspiraba y gemía bajito, hasta que no aguanto y acabo disparando tres deliciosos chorros del elixir sagrado que luego ella termino de limpiar con su lengua.
“Eres traviesa ¿no?, pues como ves no eres la única acá con ganas de jugar” le susurro, dejándose de rodeos, la atrajo lentamente hacia su boca, y la subió sobre una escritorio de tamaño mediano que había allí, rozando lentamente con los dedos sus labios fue bajando, haciendo pequeños pellizcos sobre sus senos y descendiendo hasta llegar al fruto prohibido, echo fuera la diminuta tanga negra y sumergió sus dedos en el, intercalando entre su clítoris y sus profundidades, ella estaba a punto de explotar, deseaba que su miembro la hiciera estallar de placer pero no se atrevía a pedírselo, cuando iba abrir la boca él se deslizo hasta su sexo, dejando que su lengua hiciera maravillas, lamiendo lentamente y disfrutando cada centímetro de su vagina, le arranco el primer orgasmo, que fue tan fuerte que lo dejo embadurnado de sus jugos.
Pasando su lengua sobre su boca como quien se quita los últimos rastros de helado dijo “Que delicia, Eres exageradamente dulce” ella sintió vergüenza, y sus mejillas se sonrojaron aun más, “Pero tranquila que esto aún no termina” cuando escucho esas palabras ella se erizo y sus pezones demostraron lo excitada que aun estaba, “Quiero que te toques para mi, que me demuestres lo que eres capaz de hacer mientras estas sola en tu cama”, ella no supo que responder más que asentir con la cabeza, sentada sobre el escritorio comenzó acariciar sus pezones e introdujo sus manos entre las piernas, él estaba frente a ella, haciendo movimientos sexy mientras se tocaba, ella sabia que el lo estaba disfrutando, frotaba su clítoris mientras los gemidos eran cada vez más fuertes, la boca reseca de tanto placer añadida al calor que emanaba su sexo le indicaban que venia un segundo orgasmo, él no dejaba de verla, sus ojos estaban clavados en el espectáculo que ella ofrecía. Su cuerpo se arqueaba, sus piernas se abrían más cada segundo que pasaba, cuando al fin exploto sus fluidos mojaron el escritorio y un grito ensordecido por la música se escapo de su boca.
El estaba a estallar, ahora era quien quería introducirse dentro de ella, la tomo del brazo y la llevo hasta la pared, allí la puso de espaldas le pidió que abriese un poco las piernas y se introdujo en ella como un animal en el celo, su miembro entraba y salía tan rápido que ambos gemidos se fusionaban en uno solo, cuando pensó que se acercaba un tercer orgasmo él salio de ella rápidamente y la halo hasta dejarla sentada en el escritorio, allí la calo nuevamente, ella subió las piernas hasta que sus pechos pegaban contra ella, él la embestía salvajemente, una y otra vez, ella estaba muy húmeda y sentía que estaba apunto de alcanzar el tercer orgasmo, lo deseaba pero quería alcanzarlo junto a él, así que le pidió que cambiaran de posición y se sentara en la silla, él acepto y ella se subió sobre él demostrando sus dotes de amazona, con movimientos rápidos pero certeros que en pocos minutos ambos alcanzaron un orgasmo estruendoso.
Ella lo abrazo y le susurro al oído “Maravilloso” a lo que el contesto “Lo ha sido para ambos y me gustaría volverte a ver” entregándole un papel continuó “Allí están las fechas de mis próximos shows cuando quieras puedes venir y yo estaré allí para ti”. Ella terminándose de poner el vestido solo esbozo una sonrisa de picardía y sin emitir palabras dejo el cuartito y volvió con sus amigas.
